El injusto encierro que
llevas en cárceles de los Estados Unidos, por combatir acciones terroristas
contra tu Patria, te suma un calendario
más separado de tus seres queridos, un día tan especial como hoy, cuando
arribas a tus 48 primaveras.
Gerardo, decirte que te FELICITAMOS está de más, pero
la ocasión puede ser oportuna para expresar admiración, respeto y gratitud por
tu entrega y las de tus hermanos, por el altruismo, de sacrificarlo todo a cambio de protegernos
de los envalentonados e inescrupulosos actos terroristas de la mafia anticubana
radicada al Sur de la
Florida.
En un juicio amañado y con
una prensa hostil, pagada para mentir sobre el caso de los cinco Gerardo te achacaron el más absurdo de todos
los cargos: conspiración para cometer asesinato. Sin pruebas ni siquiera
evidencias, fue hallado culpable al relacionarlo la Fiscalía con el derribo,
el 24 de febrero de 1996, de dos avionetas de Hermanos al Rescate que violaron
el espacio aéreo cubano.
Hermano de millones de
cubano, tu alegato aun resuena en las paredes de la inmunda sala, donde injustamente fuiste condenado.
La Fiscalía considera, y así lo ha pedido, que debo pasar el
resto de mi vida en una cárcel. Confío en que si no es en este, en algún otro
nivel del sistema, la razón y la justicia prevalecerán por encima de los
prejuicios políticos y los deseos de venganza y se comprenderá que no hemos
hecho ningún daño a este país, que merezca semejante condena. Pero si así no
fuera, me permitiría repetir las palabras de uno de los más grandes patriotas
de esta nación, Nathan Hale, cuando dijo: "Solo lamento no tener más que
una vida para entregar por mi patria".
Recibe, hermano, el saludo
de millones de hombres y mujeres dignos que claman por tu liberación y la de
Antonio, Fernando y Ramón.
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