Alegato de Fernando González York
Su
Señoría:
Me uno a
mis compañeros que me han antecedido en el reconocimiento y agradecimiento a la
profesionalidad del señor Richard, de las traductoras que tan eficientemente
han trabajado y de los U. S. Marshalls.
Me uno
también a lo expresado aquí por cada uno de mis hermanos en sus audiencias de
sentencia. Me siento honrado de contar con la amistad de esos compañeros y
hermanos que con tanto valor y dignidad recibieron sus injustas sentencias.
También
quiero agradecer el profesionalismo de los abogados que nos representan a los
cinco y especialmente a Joaquín Méndez y la oficina del defensor público del
Distrito Sur de la Florida.
Si para
mí no estuviera bien claro que el fanatismo, el odio y la irracionalidad contra
Cuba se generan y estimulan solo por un segmento minoritario de la comunidad
cubanoamericana residente en esta localidad, no hubiera aceptado ser
representado por un miembro de esa comunidad. Su profesionalismo en este caso es
una muestra de que, contrario a lo que quieren hacer ver quienes controlan los
medios de comunicación hispanos con su estridencia anticubana, la mayoría de la
comunidad cubanoamericana en la
Florida tiene una actitud racional hacia su país de origen
aun cuando tengan opiniones contrarias al gobierno de Cuba.
Eso lo
demuestra también el hecho de que cientos de miles de cubanoamericanos viajan
todos los años a Cuba y envían dinero a sus familiares.
Quienes
crean que la radio cubana de Miami y las organizaciones extremistas cubanas en
esta localidad representan la forma de pensar de la mayoría de los
cubanoamericanos residentes en esta ciudad, están cayendo precisamente en la
trampa que ha tendido ese sector extremista y minoritario, pero económicamente
poderoso, para presentar una imagen de unidad y representatividad de los
sentimientos de cientos de miles de cubanos que viven aquí, cuando esa no es la
realidad.
Su
Señoría:
Yo pensé
que la Fiscalía
vendría hoy a esta Sala a solicitar para mí una sentencia de un año de
probatoria. Después de todo, eso fue lo que esta misma Fiscalía le ofreció al
señor Frómeta cuando éste le compró a un Agente encubierto del gobierno un
misil "Stinger", explosivo C-4, granadas y otros armamentos. No
importa que el señor Frómeta le hubiera confesado al propio Agente encubierto
sus intenciones terroristas y el uso asesino e inescrupuloso que haría de esos
materiales.
Después
recapacité y me di cuenta de que esperar ese mismo tratamiento por parte de la Fiscalía hacia mí era algo
ilusorio, pues yo soy cubano de allá, de la isla, y eso implica que al acusarme
entran a jugar consideraciones como la ignorancia de lo que es Cuba realmente,
el odio y la irracionalidad contra mi país, estimulados por un sector
extremista que controla lo que se dice aquí sobre Cuba y se encarga de
silenciar cualquier otra opinión más racional.
Mientras
estábamos celebrando nuestro juicio en esta Sala, falleció en Miami Esteban
Ventura Novo, y lo menciono porque creo que encierra un símbolo.
Esteban
Ventura Novo fue uno de los jefes de la policía del dictador Fulgencio Batista
en Cuba antes del triunfo de la
Revolución y fue responsable de la tortura, el asesinato y
desaparición de decenas de jóvenes en la capital cubana. Todo eso sucedía con
la anuencia y el apoyo del gobierno de Estados Unidos, entonces encabezado por
Eisenhower.
Cuando
el gobierno revolucionario tomó el poder en Cuba, Ventura Novo y otros como él,
responsables de crímenes contra el pueblo cubano, fueron recibidos y cobijados
por el gobierno de este país. Muchos de ellos fueron usados, con la asesoría,
dirección y financiamiento de las agencias de inteligencia norteamericanas, en
su guerra sucia contra un gobierno que evidentemente contaba y cuenta con el
apoyo de su pueblo.
Se
iniciaba así una historia de agresiones a Cuba en todas las esferas de la vida
económica y social del país. Una historia en la que a la guerra económica, la
agresión biológica, la guerra psicológica a través de la propaganda y las
amenazas de agresión militar, se unen el terrorismo, el sabotaje, las acciones
paramilitares y los intentos de asesinato de los líderes políticos de la Revolución, originados
casi todos desde el sur de la
Florida.
La Fiscalía dirá que eso es propaganda y
paranoia de Cuba. Yo me pregunto si tendrían vergüenza para ir a Cuba a
decirles eso a las madres, esposas e hijos que han perdido a sus familiares
víctimas de esas agresiones. Tales manifestaciones de la Fiscalía demuestran su
falta de sensibilidad humana y su incapacidad para ponerse en la posición de la
otra parte.
Mediante
la organización directa por parte de agencias del gobierno norteamericano, el
apoyo de estas a los grupos extremistas que las ejecutan, o simplemente
dejándoles hacer sin una verdadera persecución o el trato benevolente cuando
alguien ha sido apresado, las actividades de los grupos terroristas y
paramilitares de origen cubano radicados en el sur de la Florida han sido usadas
como instrumentos de la política exterior de este país hacia Cuba.
Los
grupos terroristas de la extrema derecha cubana de Miami fueron creados,
entrenados y financiados por la
CIA. Para el pueblo cubano eso siempre ha estado bien claro.
Si alguna duda quedara a los presentes en esta Sala, ahí están los documentos
desclasificados por el propio gobierno de los Estados Unidos en 1997 y 1998, en
los que se reflejan las decisiones tomadas por altos dirigentes de este país.
Uno de
esos documentos se refiere a una reunión en la que participaron funcionarios de
alto nivel encabezados por el entonces vicepresidente Richard Nixon y en la que
se aprobó el llamado «Plan de acción encubierta contra el régimen de Castro».
En un memorándum sobre dicha reunión, uno de los participantes en la misma, el
General Goodpaster comenta: «El Presidente dijo que él no conocía plan mejor
para manejar esta situación. El gran problema es la filtración y la falla de
seguridad. Todo el mundo tiene que estar dispuesto a jurar que él (Eisenhower)
no sabe nada de esto (...) dijo que nuestras manos no deben aparecer en nada de
lo que se haga.»
Yo me
pregunto: ¿Qué podemos esperar dentro de 30 ó 40 años cuando se decida
desclasificar documentos sobre lo que ocurre hoy?
La mayor
parte de los cubanoamericanos que hoy, 40 años más tarde, se mantienen activos
en su accionar terrorista contra Cuba, son bien conocidos por los organismos de
seguridad de los Estados Unidos porque a ellos pertenecieron y de ellos
aprendieron el manejo de los medios técnicos y los métodos de trabajo.
Sus
vínculos con los fundamentalistas de la extrema derecha de la política
norteamericana los ha llevado a aparecer vinculados a los episodios más oscuros
de la historia reciente de este país: el asesinato del presidente Kennedy, el
escándalo Watergate, el asesinato de Orlando Letelier y Ronni Moffit y el
suministro clandestino de armas a la contra nicaragüense, en violación de las
leyes aprobadas por el Congreso. Su actuación siempre ha ido en contra de los
intereses del pueblo de Estados Unidos.
Quizás
la complicidad y lealtad a ese sector político de esta sociedad es la que les
garantiza la impunidad en sus acciones contra Cuba, brindándoseles la seguridad
de que sus actividades serán pasadas por alto por las autoridades e incluso de
que se ejercerán presiones políticas en su favor en caso de ser apresados. Los hechos
demuestran que así ha sido.
Ahí
están los casos de Luis Posada Carriles y Orlando Bosh, ambos con un amplio
historial de vínculos con la CIA,
quienes fueron los autores intelectuales de la voladura de un avión comercial
cubano en pleno vuelo el 6 de octubre de 1976, hecho en el que murieron 73
personas inocentes.
Orlando
Bosh vive libremente en esta comunidad gracias al «Parole» otorgado por el ex
presidente George Bush a pesar de ser considerado un peligro y un connotado
terrorista por las propias autoridades del Departamento de Justicia de este
país.
Un papel
importante en la concesión del «Parole» presidencial a Orlando Bosh lo jugaron
las presiones y recomendaciones de la representante Republicana por la Florida Ileana
Ros-Lehtinen. Es, por tanto, defensora y protectora de terroristas.
Las
evidencias presentadas por la
Defensa, documentos sobre los cuales tenía conocimiento el
FBI, como vimos en el juicio, demuestran que Orlando Bosh continúa conspirando
desde Miami para cometer actos terroristas contra Cuba. Nadie ha ido a
arrestarlo.
El
pasado 22 de agosto se publicó en The Miami Herald un anuncio a página completa
en el que un llamado «Foro Patriótico Cubano» establece entre sus principios
que reconocen y apoyan el uso de cualquier método en la lucha contra Cuba. Uno
de los firmantes de esa declaración es Orlando Bosh. Con tal impunidad actúa.
El caso
de Posada Carriles es aún más bochornoso. Fugado de una cárcel de Venezuela en
la que se encontraba por su participación en la voladura del avión comercial
cubano en el que murieron 73 civiles inocentes, aparece en Centroamérica con un
nombre falso bajo las órdenes del Teniente Coronel Oliver North, funcionario
del Consejo de Seguridad de la Administración del presidente Reagan, involucrado
en una actividad ilegal, el llamado Irán-Contras, investigado posteriormente
por un Fiscal Especial.
Todo eso
está documentado y lo conocen los Servicios de Seguridad de Estados Unidos.
Como conocen también que fue la
FNCA la que financió y organizó la fuga de Posada Carriles de
la cárcel de Venezuela.
Hoy,
Luis Posada Carriles y otros tres cubanoamericanos residentes en Miami, todos
con una larga historia de participación en acciones terroristas contra Cuba y
también en territorio de Estados Unidos, se encuentran detenidos en Panamá por
participar en una conspiración que se proponía volar en pedazos con explosivo
C-4 el Paraninfo Universitario de la capital de ese país en el que Fidel Castro
estaría reunido con miles de estudiantes panameños.
Desde
Miami se apoya a estos terroristas que están en la prisión en Panamá, se
recauda dinero en colectas públicas para su defensa y para eso se utilizan las
emisoras radiales cubanas, se ejercen presiones a las autoridades panameñas y
se coordina la defensa legal de los terroristas mientras se crean condiciones
para una eventual fuga de los acusados. Demás está decir que aquí en la radio y
la prensa controlada por los cubanos de la extrema derecha se les considera
patriotas y no vulgares terroristas, que es lo que realmente son.
Todo
esto sucede ante los ojos de las autoridades de este país.
Pudiera
hacerse un recuento extenso de las actividades terroristas y paramilitares e
intentos de asesinato de dirigentes políticos cubanos organizadas desde el sur
de la Florida. Sobre
los últimos la
Comisión Church del Senado norteamericano documentó en 1975
una lista parcial de aquellos en los que la CIA participó directamente, incluso auxiliándose
de elementos del crimen organizado. Tal es la falta de ética.
¿Qué
opción le queda al pueblo de Cuba para defender su soberanía y su seguridad?
Todos
aquí en esta Sala estamos familiarizados con el concepto de «causa probable»
utilizado, entre otras cosas, para autorizar el empleo de medios y métodos de
investigación criminal, realizar registros, arrestos, etcétera. ¿Quién en el
gobierno de Estados Unidos puede decir aquí en esta Sala que en estos últimos
42 años no ha existido «causa probable» para justificar y avalar jurídicamente
la investigación de las acciones que se originan o financian desde el sur de la Florida contra Cuba?
Durante
nuestro juicio la Fiscalía,
en un alarde de hipocresía, amenazó con aplicar la Ley R.I.C.O. a testigos de
la Defensa si
testificaban en esta Sala. Todo con el objetivo de evitar que salieran a la luz
las actividades terroristas en las que esos señores habían participado.
La Ley R.I.C.O., aprobada por el Congreso
principalmente para combatir el crimen organizado, lleva más de 20 años en
vigor. Nunca se ha aplicado a ningún grupo de terroristas aquí en Miami a pesar
de que el gobierno tiene la información necesaria para hacerlo.
Ahí
tienen un ejemplo de que sí hay leyes que permiten el procesamiento criminal de
esas personas y esos grupos.
Lo que
sucede es que, cuando menos, no ha existido la voluntad política de hacerlo. Si
esa voluntad política existiera, muchas de las organizaciones terroristas que
hoy tienen sus oficinas públicamente en Miami hubieran tenido que ser cerradas
y sus miembros apresados.
De una
forma resumida esa es la realidad a la que el pueblo cubano ha tenido que
enfrentarse y con la cual ha tenido que convivir durante más de cuarenta años.
El pueblo cubano tiene derecho a defenderse porque hasta ahora el gobierno
norteamericano, que es el encargado de hacer cumplir las leyes de este país y
de aprobarlas si es necesario para combatir los actos criminales, ha hecho muy
poco o nada para detener las actividades contra Cuba.
Es en
ese contexto en el que llegamos a la década del 90. Cuba atraviesa por la
situación económica más crítica de los últimos 40 años, debido fundamentalmente
a factores externos.
Los
grupos terroristas radicados en Miami y aliados a la extrema derecha política
de los Estados Unidos interpretaron que era la hora de dar el puntillazo final
al Gobierno Revolucionario de Cuba y se intensifican las acciones políticas por
un lado y las actividades terroristas por el otro.
La FNCA constituía la organización más
influyente de la comunidad cubana por los recursos económicos de que disponía y
la influencia que ejercía sobre políticos clave en la estructura del gobierno
de los Estados Unidos.
Su
estrategia consistió en hacer aprobar medidas en el Congreso que pretendían
asfixiar económicamente al pueblo cubano con la falsa esperanza de que este se
levantaría contra el Gobierno Revolucionario, a la vez que organizaba y
financiaba desde Miami una ola de atentados terroristas en Cuba con el objetivo
de dañar la economía ya en proceso de recuperación.
Esa ola
terrorista contra instalaciones turísticas en Cuba fue financiada y organizada
por la FNCA. El
terrorista principal, Luis Posada Carriles, reconoció al periódico The New York
Times su responsabilidad en la autoría de esos atentados y el financiamiento de
los mismos con dinero proveniente de esa organización. En los artículos publicados
por ese periódico los días 12 y 13 de julio de 1998, Posada Carriles
tácitamente admite que él funcionaba como el brazo armado de la FNCA.
En esa
misma entrevista explica que las autoridades norteamericanas no han hecho
ningún esfuerzo por interrogarlo sobre los atentados terroristas contra hoteles
en Cuba y atribuye esa falta de acción a su larga relación con ellas. Sus
palabras fueron:
«As you can see (...) The FBI and The CIA, don't
bother me, and I'm neutral with them. Whenever I can help them, I do.»
En los
días siguientes la conocida prensa anticubana de Miami se encargaría de borrar
de la memoria de la comunidad las declaraciones y graves afirmaciones que había
publicado el New York Times, haciéndolas desaparecer de los medios de
comunicación locales con algo que es una obsesión de esta comunidad: una
supuesta enfermedad del Presidente Fidel Castro. No importa que la historia
fuera una farsa y se desinflara en unos pocos días. Jugó su papel de hacer que
la gente común se olvidara de lo que había publicado el New York Times y las
repercusiones que tenían las declaraciones hechas a ese periódico por Posada
Carriles.
Los que
no debían haber olvidado fueron el FBI y otras autoridades norteamericanas,
pues los artículos mencionados fueron publicados los días 12 y 13 de julio.
Exactamente 26 días antes de la publicación de esos artículos, en La Habana, una delegación
oficial norteamericana, que incluía a miembros del FBI; recibió una amplia
información y se les suministraron filmaciones y grabaciones que contenían
evidencias de la participación de la
FNCA y altos directivos de la misma en la organización y
financiamiento de actos terroristas contra Cuba. Muchos de esos materiales
constituyeron pruebas de la
Defensa en este caso.
Todavía
Cuba está esperando, pasados más de tres años, por la acción del FBI para
detener a alguna de las personas involucradas.
El 26 de
octubre de 1990 el señor Ángel Berlingueri, entonces Agente Especial del FBI en
la oficina de Miami, compareció en el programa radial «Mesa Redonda», que se
transmite por la emisora WAQI «Radio Mambí». Casualmente este Agente participó
ocho años más tarde en mi arresto y testificaría posteriormente en esta Sala.
Su
comparecencia tiene lugar en la misma emisora radial, con el mismo locutor o
entrevistador y en la programación que usualmente se utiliza para recaudar
fondos para las actividades contra Cuba, para la defensa de terroristas y como
medio de propaganda anticubana y actividad política caracterizada por el
fanatismo.
Allí fue
donde compareció este Agente Especial del FBI.
Llama la
atención que en sus palabras y explicaciones al público sobre las supuestas
actividades de agentes al servicio del Gobierno cubano en el sur de la Florida, no se menciona
nada que tenga que ver con la seguridad nacional de los Estados Unidos, sin
embargo, sí se reconoce que hay grupos aquí en Miami que conspiran para
derrocar al Gobierno cubano. Algo que va en contra de la Ley de Neutralidad, aunque
esto último no lo menciona en su comparecencia.
En la
misma el Agente del FBI reconoce que desde Miami se ejecutan acciones y
atentados contra el Gobierno de Cuba y que el objetivo del Gobierno cubano es
mantenerse informado sobre esos planes. Para colmo este Agente del FBI, al
despedirse, le informa a los radioescuchas que sepan que «nosotros estamos
luchando y tenemos los mismos objetivos: que Cuba sea libre lo antes que se
pueda.
Que yo
conozca, el FBI no se creó ni tiene entre sus funciones luchar por la libertad
de ningún país. Pero, además, esas declaraciones dejan bien claro la agenda
política que tiene la oficina del FBI en el sur de la Florida.
Coincidentemente
esas declaraciones fueron hechas en octubre de 1990, precisamente al iniciarse
una década en la que se incrementan las acciones terroristas contra Cuba desde
el sur de la Florida.
Declaraciones
como esas, viniendo de un Agente del FBI y realizadas en la emisora y la
programación radial con las características antes mencionadas, solo pueden
tener el efecto de estimular a los organizadores de acciones terroristas contra
Cuba y brindarles la seguridad de que no serán perseguidos por sus acciones.
En esa
misma emisora, en el mismo programa y con el mismo moderador, compareció el
señor Héctor Pesquera, Agente a cargo de la oficina del FBI en el sur de la Florida, solo unos días
después del veredicto en nuestro juicio.
¿Qué
puede hacer Cuba ante tales realidades para defenderse y estar prevenida de los
planes terroristas?
¿Se
puede confiar en las autoridades del FBI del sur de la Florida cuando se trata de
asuntos que tienen que ver con la seguridad de Cuba?
¿Se
puede registrar ante el gobierno norteamericano alguien que esté aquí para
conocer sobre las actividades de grupos terroristas y prevenir las mismas para
evitar la muerte de inocentes?
¿Qué
puede hacer Cuba para defender a su pueblo cuando las embarcaciones procedentes
de la Florida
cargadas con armamentos para atacarla son detenidas por autoridades
norteamericanas y estas se contentan con una explicación como: «Estamos
pescando langostas»?
Eso lo
escuchamos en esta Sala de un Agente del ATF que detuvo a una embarcación
cargada de armamentos y con mapas de Cuba a solo cuarenta millas de sus costas.
El 23 de
julio de 1998 el Miami Herald reproducía declaraciones del terrorista Tony
Bryant, quien se reía de que los oficiales de FBI lo habían interrogado después
que su lancha con explosivos a bordo apareciera cerca de La Habana. Según
refiere Bryant al mencionado periódico, él prometió que no lo volvería a hacer
y lo dejaron ir.
¿Qué
puede hacer Cuba cuando terroristas como Virgilio Paz y José Dionisio Suárez,
quienes volaron en pedazos a Orlando Letelier y Ronnie Moffit en la capital de
este país y después estuvieron fugitivos de la justicia, cumplen solamente 7
años de su sentencia y son sacados a la calle gracias a las gestiones de la FNCA que paga sus abogados?
Yo he conocido casos de reentry que han sido sentenciados a más tiempo que ese.
Las
primeras palabras de uno de estos individuos a la prensa fueron para agradecer
a la FNCA, a
Armando Pérez Roura y la WAQI
por los esfuerzos realizados por ambos para su liberación. Es la misma emisora
y el mismo comentarista ante el cual comparecieron los Agentes del FBI
Berlingueri y Pesquera.
La
realidad es que a Cuba no le queda otra alternativa que tener personas aquí que
por amor a su Patria y no por dinero la mantengan al tanto de los planes
terroristas y le permitan evitarlos siempre que sea posible. Esa es la razón de
mi presencia aquí.
Mientras
la situación sea la que he descrito, Cuba tiene el derecho moral de defenderse
de la forma en que mis compañeros y yo lo hemos hecho.
Su
Señoría:
El
pasado 11 de septiembre todos fuimos testigos de un acto criminal y horrendo.
Un acto deleznable que consternó a la mayor parte de la población del mundo que
conoció de esos hechos a través de las cadenas de televisión. Los actos
terroristas que durante años se han cometido contra Cuba no han sido
transmitidos por ninguna de esas cadenas.
Permítaseme
recordar que también un 11 de septiembre, pero de 1980, Félix García,
diplomático cubano acreditado ante las Naciones Unidas, fue asesinado en la
ciudad de Nueva York por uno de los terroristas que hoy se encuentra preso en
Panamá junto a Posada Carriles.
A raíz
de los actos terroristas acaecidos en Nueva York y Washington, la conciencia
mundial de la necesidad de erradicar el terrorismo se ha incrementado.
A las
pocas horas, incluso minutos de esos sucesos, todos los analistas y
funcionarios de alto nivel del gobierno de este país estaban ofreciendo
declaraciones, informaciones y puntos de vista a través de los medios de
comunicación. Todos ellos enfatizaban la necesidad de mejorar el trabajo de
Inteligencia y la penetración de los grupos que llevan a cabo tales actos y de
quienes los apoyan y dan refugio.
Estoy
convencido de que Estados Unidos se sentiría orgulloso de aquel de sus hijos
que hubiera tenido la oportunidad y el privilegio de haber evitado actos como
los del pasado mes de septiembre. Ello hubiera constituido un gran servicio a
su pueblo y a la humanidad.
El
Presidente Bush, en su discurso ante la sesión conjunta del Congreso de la Nación el día 20 de
septiembre del 2001, dijo:
«Esta
noche somos un país que despertó al peligro y fue llamado a defender su
libertad.»
Su
Señoría:
Mi país
y mi pueblo fueron obligados hace más de cuarenta años a despertar al peligro y
llamados a defender su libertad. Yo me siento orgulloso de haber sido uno de
los que previno a mi pueblo de esos peligros.
Esa
misma noche, el Presidente Bush expresó más adelante en su discurso:
«... Nos
uniremos para fortalecer a nuestras Agencias de Inteligencia para así conocer
los planes de los terroristas antes que estos actúen, y encontrarlos antes de
que ataquen.»
Cuba,
que ha sufrido ataques terroristas durante 42 años, tiene derecho también a
defenderse de esa manera. Hoy la nación americana se une en la lucha contra el
terrorismo, algo que para mi país ha sido una necesidad y una realidad desde
hace muchos años.
No puede
haber doble rasero. El terrorismo debe ser combatido y eliminado tanto si se
comete contra un país grande y poderoso como si es contra países pequeños. No
hay terrorismo malo y terrorismo bueno.
En el
informe sobre Orlando Bosh, presentado por el Subsecretario de Justicia en el
año 1989, señor Joe D. Whitley, quien por su posición administrativa estaba
menos sometido a presiones políticas o conveniencias de política exterior, este
funcionario decía:
«The United States cannot tolerate the
inherent inhumanity of terrorism as a way to settling disputes. Appeasement of
those who would use force will only breed more terrorists. We must look on
terrorism as a universal evil, even if it is directed toward those with whom we
have no political sympathy.»
Su
Señoría:
Hoy
Usted va a cumplir con esta etapa de nuestro proceso y dictará la sentencia que
considera apropiada.
Yo, por
último, deseo reiterarle que nunca puse en peligro la seguridad nacional de
Estados Unidos, ni fue nunca esa mi intención ni la de mis compañeros.
Lo que
hice fue motivado por el amor a mi Patria y por la convicción de que la
historia demuestra que es la única opción que le queda al pueblo cubano para
evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción que traen aparejadas
las acciones terroristas que se cometen contra mi país.
En las
manos del gobierno de Estados Unidos está el poner fin a esos actos. Cuba ha
demostrado su voluntad de cooperar en esa y otras esferas como el narcotráfico
con las autoridades norteamericanas. Algo que es en el mejor interés de ambos
pueblos y que sí afecta la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Son las
autoridades de este país las que tienen que decidirse a actuar en base a
principios y sacudirse de la influencia perniciosa de un grupo pequeño, pero
poderoso económicamente, de mafiosos y ultraderechistas de la comunidad cubana
de Miami.
Sinceramente,
confío en que algún día Cuba no tenga necesidad de que personas como yo,
voluntariamente y por amor a su país y a su pueblo, vengan a este país a luchar
contra el terrorismo.
Todo
hombre que se respeta a sí mismo se debe antes que nada a su Patria. En los
años de presidio me acompañará siempre la dignidad que he aprendido de mi
pueblo y de su historia.
Muchas
gracias.
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